martes, 17 de julio de 2007

Reportaje

MEDELLÍN DEL MIEDO A LA ATRACCIÓN TURISTICA


Los relacionistas públicos ayudaron a cambiar la imagen de Medellín en los últimos años por medio de una gran campaña.


¿Qué se puede hacer cuando una bella ciudad, de múltiples atractivos turísticos, adquiere la imagen de ciudad peligrosa, propensa al crimen y penetrada del narcotráfico?. Un experto de Relaciones Públicas nos cuenta lo que hizo junto con otros colombianos para cambiar la imagen de Medellín, librándola del estigma y del miedo
Las bombas explotaban entre las siete y las nueve de la noche, o entre las cinco y las siete de la mañana. Cuando nos acostumbrábamos, podíamos calcular los kilos de dinamita y el sitio en donde estallaban.

El terrorismo creado por el Cartel de Medellín, cuya figura líder era Pablo Escobar Gaviria, tenía como objetivo atemorizar tanto al Gobierno como a la sociedad para evitar la extradición de los capos solicitados desde Estados Unidos.
Fue una guerra sin cuartel. Por cada policía muerto pagaban dos millones de pesos. Dos mil dólares de ese entonces. Los magnicidios se sucedían periódicamente: el gobernador Antonio Roldán, el ex-alcalde Pablo Peláez, el ex-procurador Carlos Mauro Hoyos, periodistas, deportistas, dirigentes.Medellín, la capital de Antioquia, se sumió entonces en una larga noche de violencia.

La larga noche de la violencia
El turismo se fue de Medellín. Los hoteles pasaron a una ocupación del 23 por ciento, en los restaurantes y discotecas existía gran nerviosismo y era frecuente ver la ciudad sin tráfico vehicular después de las siete de la noche.El negocio de funerarias y cementerios creció prósperamente, con ataúdes hasta de 20.000 dólares, tumbas con equipos de sonido incorporados, mariachis en los entierros, epitafios luminosos, jardineros de tumbas, plañideras-trovadoras, sahumerios reproductores de la loción preferida del muerto. La cultura de la ostentación que es (o fue) el distintivo de la gente de los carteles.No obstante nuestra larga noche, Medellín seguía viva.Nos levantábamos temprano como siempre a ir al trabajo y a cumplir el deber con un mayor entusiasmo que antes. Había que salvar la ciudad. Era un compromiso personal.Mientras tanto en el exterior cada acto de terrorismo, marcaba a Medellín como no destino turístico. La capital paisa fue incluida en la lista de las no elegibles y las compañías de seguros endurecieron sus tarifas para quienes viajaban a Medellín.Nuestra ciudad tiene dos formidables aeropuertos, dos extraordinarios terminales de transporte terrestre, es sede de tres aerolíneas internacionales y posee una hotelería cinco estrellas de alta reputación.Lo que más dolía era el estigma a quienes aquí vivíamos. Al viajar al exterior y señalar que nuestra residencia era Medellín, ponían un "Ojo" en el registro hotelero o en la inmigración del país visitado.


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Medellín no fue ajena al concepto equívoco y se exigió una campaña para contrarrestar "la mala prensa

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